Seminario - Taller: "Aprendiendo en Diálogo con América Latina – 20 años en Movimiento con Paulo Freire"
Berlín, Alemania (octubre 2017)
Reflexiones posteriores
“El Buen Vivir y nuestra habilidad de sentir y de percibir con el cuerpo”
Primero agradecer a Ilse quien me invitó a dar un taller en el seminario de los 20 años del Instituto Paulo Freire. Agradezco a mi equipo del taller, Maura Noemí Villagréz López, Nixon Yatacué Collazos y María Miyela Riascos Riascos; disfruté mucho conocerles y me queda un recuerdo profundo después de haber creado junt@s nuestro taller cada un@ contribuyendo desde su forma de ser. Gracias a la apertura y la participación de l@s participantes: fue una experiencia bastante enriquecedora, profunda y alegre.
Lo que me guió a ser parte del equipo de taller „Buen Vivir“
Formo parte del Instituto Paulo Freire desde hace 14 años. Su pedagogía, y sobre todo el diálogo como forma de aprender y de enseñar, me han marcado profundamente. La importancia de la expresión a través de la palabra, la escucha y una relación recíproca son elementos importantes tanto en mi vida profesional como en mi vida personal. Ya que la vida continuamente nos impulsa a desarrollarnos, hubo un momento en el que sentí que ya no era suficiente con el puro diálogo: algo me faltaba. Tenía una urgencia de involucrar al cuerpo y de aprovechar la dimensión transcendental o espiritual del ser. Hice una segunda formación profesional y pasé cinco años trabajando como terapeuta, usando el cuerpo como herramienta principal de comunicación. Trabajaba con mis manos y con mi intuición – el diálogo, la expresión por la palabra, la escucha, el pensar y construir junt@s estaban allí también. Pero lo que siempre guiaba los procesos era la habilidad en mis clientes y en mí: de sentir y de percibir con el cuerpo.
Durante la preparación de la conferencia de los 20 años, cuando Ilse me preguntó si podría aportar, le contesté: un taller sí, en forma de conferencia no. Quería decir, no podía involucrarme en algo donde la herramienta principal fuese el hablar. La metodología de siempre: el hablar y escuchar, el escribir tarjetas, el pensar y hablar, y aprovechar en las pausas de … hablar! Quería ir más allá y crear una experiencia viva del Buen Vivir. Ya se imaginarán que Ilse estuvo más que de acuerdo y de inmediato pasé formar parte del equipo del taller sobre el Buen Vivir.
Mi relación con el Buen Vivir
Yo nací y crecí en Alemania. Tuve la gran suerte de conocer comunidades indígenas en diferentes partes del mundo, de pasar tiempo con varios de sus representantes y de aprender de ell@s. Conocía y reconocía elementos de convivir y de relacionarse con el mundo y con uno mismo que me tocaban, me llenaban y me sanaban. Aprendí sobre la energía que habita un árbol, entendí la necesidad de las personas que cuidan el equilibrio en una comunidad y empecé a integrar en mi vida diaria el agradecimiento como un acto santo y profano a la vez. Estos valores y prácticas, por razones históricas, faltan o son acalladas en la sociedad alemana. Desde mi perspectiva, los movimientos de Buen Vivir que nacen en América Latina, expresan y re-elevan a la luz un conocimiento y una cosmovisión que es universal y que tiene el potencial de sanar y de traer paz al mundo.
La búsqueda de paz y el Buen Vivir
En el Instituto Paulo Freire de Berlín la búsqueda de paz es uno de los porqués por los que nos reunimos y es lo que nos une con todas las personas con las que hemos colaborado a través de los años y con quienes seguimos formando alianzas hasta hoy. Es así como nos encontramos en Berlín del 12 hasta el 15 de octubre de 2017, formando equipos de talleres compuesto por personas de diferentes países. En el equipo Buen Vivir éramos Miyela de Buenaventura, Nixon de la región del Cauca, Maura de Quetzaltenango y Rosa de Berlín.
Quiero compartir dos momentos de nuestro encuentro.
- 1. La experiencia de estar conectada – una fuente confianza
Como Nixon y Miyela tuvieron una escala inesperada en su camino hacia Berlín solo Maura y yo pudimos reunirnos previamente. Fue nuestro primer encuentro e intercambiándonos sobre nuestro trabajo logramos conectarnos inmediatamente. Descubrimos que hay cuatro elementos básicos, el Aire, el Fuego, el Agua y la Tierra, que tienen un rol importante tanto en la comunidad de Maura en Guatemala como en la metodología de terapia del cuerpo que aprendí, una fusión de propuestas de origen mixto. En ambos contextos, estos elementos tienen la función de establecer y guardar un equilibrio – tanto para la comunidad como para el individuo. Esta coincidencia nos sorprendió, pero sobre todo nos regaló la sensación de estar conectadas. Una experiencia viva del Buen Vivir: la interrelación de todo y de tod@s. Crecida la confianza, sin tener que hablar y pensar mucho, en un flujo de reciprocidad, diseñamos la primera parte del taller de Buen Vivir. Siendo la intención el invocar en cad@ un@ la idea que lo que sucede en el entorno sucede en nosotr@s también. En el taller guiamos el grupo a activar sus sentidos y percibir los elementos, por ejemplo sentir la tierra en sus cuerpos:
Tierra: sentir y tocar sus piernas, todas las partes bajas del cuerpo, los pies en buen contacto con la tierra. Masajear sus piernas con todas las ganas y la fuerza de las manos, sintiendo el elemento tierra que sostiene todo: nuestro fundamento. La tierra recibe y da los demás elementos, nos nutre, es nuestra base para vivir, como una madre. De la tierra nacen el agua, las plantas… es el elemento más sólido; en su centro está el fuego. Tener un buen sustento es estar sano, tener hogar, tener comida. La estructura de los huesos nos puede dar una tranquilidad enorme, físicamente y espiritualmente. Se hacen los rituales sobre la tierra. Las montañas son parte de ello.
- 2. El dolor de la separación.
En medio de una de las reuniones de planificación para el taller intentaba explicar porqué quería ir más allá de la metodología freireana del diálogo y porqué – sobre todo para el contexto alemán – personalmente tenía esta urgencia. De repente sentí un dolor que me conectó con el trasfondo histórico de la falta que sentía. Mis lágrimas lloraban el dolor de la separación. La separación entre los humanos y la tierra. La separación entre los seres humanos, característica de la sociedad individualista en que vivimos. La separación en el ser humano descartiano que enfatiza el pensar, lo cual nos hace perder la confianza en la habilidad de sentir que tod@s tenemos. La separación que reina en Alemania.
Fue la manera de Nixon, Maura y Miyela de estar presentes, prestando atención, con sus corazones abiertos a mis inquietudes lo que me permitió sentir mi motivación para contribuir a que la sociedad alemana sane. Lo que me ayudó a entender en un nivel más profundo, porqué me atrae y qué me trae el Buen Vivir.
Desde mi perspectiva como terapeuta del cuerpo puedo decir que es el dolor y son los momentos que nos dejamos a realmente sentir nuestra vulnerabilidad, tanto como la experiencia de estar conectada y el sentirnos con más confianza en el mismo momento de estar conectad@s, los que nos guían a vivir respetándonos y respetando a l@s demás. Pues lo que necesitamos para un buen convivir es reaprender y aplicar la habilidad de sentirnos a nosotr@s mism@s con todos nuestros dolores y de sentir como estamos conectad@s con l@s demás y con nuestro entorno.
Apreciar el tesoro que llevo en mí
Para encontrarse con el tema del Buen Vivir en cada espacio (grupo taller) que formamos queríamos que los participantes se llevaran las siguientes preguntas generadoras con la tarea de sentir durante el taller:
¿Qué es lo que me conmueve?
Momentos cuando se enciende el fuego en mí..
Y a notar:
- El tesoro en mí - ¿Con qué quiero aportar?
- ¿Qué gano de mi entorno?
Terminamos el taller con un ritual de cierre cada un@ dando las gracias, tod@s bailando en una espiral, acompañada por el tambor de Nixon y el baile de Miyela y con el ritmo y el movimiento de las demás personas. Apreciamos los tesoros que tod@s llevamos en nosotr@s y agradecimos lo que nos regala nuestro entorno – el entorno siendo el sol que nos calienta, nuestra música favorita o la familia freireana que forma un hogar para nosotr@s.
Aquí y ahora, quiero agradecer a todas las personas con las que me he cruzado en el camino. A quienes me han enseñado elementos del buen vivir, y a quienes me siguen apoyando a vivir bien. Al todo, a las estrellas, así como a la ciudad en la que nací, a mi cuerpo, a la proyección de mi vida y al poder de la coincidencia. Me siento parte de una red a la que tod@s pertenecemos y que seguimos tejiendo para un futuro de Buen Vivir y de paz.
Rosa Maria Hoppe
Berlín, diciembre 2017
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